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Educación en las Infancias Libre de Estereotipos de Género

Cultura de Inclusión

Co autora Antonia Rodríguez

“Ni las normas de género ni la socialización de estas son por sí solas perjudiciales. Las dificultades comienzan cuando su contenido se estereotipa debido a que esto puede generar discriminación, violencia y sufrimiento.”

A propósito del día de las infancias que celebramos en este mes de abril, quisimos traer como reflexión este tema que consideramos crucial para transformar nuestras sociedades. Paulo Freire (pedagogo y educador) ha desarrollado que la educación sólo puede ser entendida como práctica de la libertad, es decir, como una acción social tendiente a la realización del ser humano, como una llamada a construirse permanentemente. En este sentido, promover normas y relaciones de género no discriminatorias es clave para garantizar el desarrollo sin limitaciones de los niños, niñas y adolescentes y garantizar sociedades más incluyentes, equitativas y libres de violencia.

Un estereotipo de género es una visión generalizada o una idea preconcebida sobre los atributos o las características, o los papeles que poseen o deberían poseer o desempeñar las mujeres y los hombres para desarrollar sus capacidades personales, seguir sus carreras profesionales y/o tomar decisiones sobre sus vidas.

Ni las normas de género ni la socialización de estas son por sí solas perjudiciales. Las dificultades comienzan cuando su contenido se estereotipa debido a que esto puede generar discriminación, violencia y sufrimiento. Existen estereotipos abiertamente hostiles ( “las mujeres son irracionales”) o aparentemente benignos (“las mujeres son cariñosas”), los estereotipos perjudiciales perpetúan las desigualdades. Por ejemplo, la visión que ha prevalecido en nuestras sociedades de que las mujeres son “naturalmente” cuidadoras significa que las responsabilidades del cuidado y la educación de las infancias suelen recaer en ellas.

Sin embargo, aunque los estereotipos de género en muchas ocasiones han violentado, restringido la libertad u ocasionado diversos daños a las personas, no son rígidos, estos pueden cambiar, y lo demuestra el hecho de que así ha sido a lo largo del tiempo. Es crucial que como sociedad reflexionemos y generemos condiciones para un desarrollo equitativo entre niñas y niños y entre adolescentes. Nos corresponde promover roles y relaciones de género más igualitarias desde cualquier ámbito en el que nos encontremos.

UNICEF pone a nuestro alcance una “Guía para una crianza libre de estereotipos” y nos proporciona algunas ideas para apoyar comportamientos más igualitarios:

  • Compartir las responsabilidades de cuidado y las tareas del hogar.
  • Brindar oportunidades para que las niñas realicen las mismas actividades físicas que los varones.
  • Ofrecer un amplio abanico de juegos, juguetes y actividades.
  • Fomentar intereses libres de estereotipos de género.
  • Generar interacciones afectuosas y dar espacio a conversaciones sobre las emociones.
  • Acompañar los cambios que trae cada etapa.
  • Cuidar las palabras que usamos, qué decimos y cómo lo decimos.
  • Proveer ambientes de cuidado libres de violencia.
  • Incentivar a las niñas en el aprendizaje de habilidades relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática.

Es muy difícil educar 100% libres de los estereotipos de género porque a todas las personas nos han educado con ellos. Lo importante es tener presente que tenemos sesgos inconscientes y es necesario revisar constantemente nuestras conductas (al momento de comprar juguetes, ropa o elegir las actividades extra académicas o los comentarios que emitimos) y analizar qué tanto están libres de los estereotipos y en consecuencia, actuar congruentemente.

“Lo importante es tener presente que tenemos sesgos inconscientes y es necesario revisar constantemente nuestras conductas y analizar qué tanto están libres de los estereotipos y, en consecuencia, actuar congruentemente.”

Hemos observado en muchas ocasiones que al hablar de género se ha centrado el discurso en las mujeres y se ha dejado pasar el tema de la masculinidad. Las masculinidades disidentes surgen como una alternativa a la masculinidad hegemónica y su principal objetivo es elegir conductas que no sean impuestas y que permitan pensar, actuar y sentir libremente a los varones.

Fomentar las masculinidades positivas desde la infancia genera un impacto beneficioso en la salud mental de los niños. Las prácticas que se realizan desde estos enfoques generan autoaceptación, reducen ansiedad y estrés relacionados con lo que se espera de ellos por el sólo hecho de ser niños varones. Algunos ejemplos para educar a los niños sobre nuevas masculinidades son los siguientes:

“Fomentar las masculinidades positivas desde la infancia genera un impacto beneficioso en la salud mental de los niños. Las prácticas que se realizan desde estos enfoques generan autoaceptación, reducen ansiedad y estrés relacionados con lo que se espera de ellos por el sólo hecho de ser niños varones.”

  • Enseñar a los niños a expresar sus sentimientos y que sea parte de nuestra vida de una forma muy natural. Ayudarles a llevarse bien y trabajar juntos.
  • Hacerles ver que luchar con violencia no ayuda a mantener relaciones sanas.
  • Promover la independencia. Deben ser personas responsables que sepan de la importancia de cuidar de sí mismos, a los demás y al medio ambiente.

La educación en igualdad de género desde la infancia tiene múltiples beneficios ya que promueve normas y relaciones no discriminatorias, lo cual garantiza el desarrollo sin limitaciones a las infancias. Además, si queremos que en el futuro haya más mujeres líderes o que estén más presentes en sectores que históricamente han sido masculinos, como las económicamente más lucrativas carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, o que haya más hombres responsables afectivamente consigo mismos y los demás, es necesario invertir tiempo, decisión y afecto a las infancias.

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