La emoción es una reacción neuronal de nuestro cuerpo, misma que trae implícitas una conducta de hacer o dejar de hacer. Hoy en día vemos con más frecuencia el pronunciamiento de expertos de las Ciencias Humanas y de Salud, de todo el mundo, sobre la importancia del cuidado y buen desarrollo de la salud emocional de los individuos, pero también se debe identificar como una herramienta fundamental para la prevención de muchos problemas sociales.
Centros Educativos, espacios laborales y la sociedad es testigo de la falta del manejo asertivo de las situaciones, y de las acciones violentas que tomamos en aras de demandar un derecho. Lo que ha llevado escenarios de marginación violentos en todos los niveles. Las tecnologías han proliferado a la propagación del sentido combativo para obtener justicia, como un ideal social.
El Doctor Eduart Pulsen, señala: “Sin emoción no hay proyecto. La base de la motivación es una emoción con lo que nos propulsamos hacia el futuro” Por ello consideramos que gestionar emociones, invariablemente dará estabilidad en la salud, incluso en el destilamiento de los contenidos educativos, productividad laboral, ambientes sanos de trabajo y sociedades de convivencia pacifica. El planteamiento se centra en que, en la medida qué trabajemos en prevención de delito, tomando como base que no hay manera más eficaz de disminuir los niveles de violencia en el mundo y aumentar los niveles de compasión humana, que introduciendo en la educación el aprendizaje emocional y social entre los niños.
El sentido de injusticia social es un efecto colateral de la carencia de un programa de educación emocional en el sistema educativo. La necesidad de encausar las habilidades emocionales desde edades tempranas, donde se les enseñe los cuatro aspectos básicos de la capacidad emocional: la autoconciencia, la autogestión, la convivencia social y la gestión de las relaciones. La capacidad emocional es un elemento fundamental para la educación actual y la del futuro a fin de alcanzar la tan anhelada cohesión social. Esta habilidad es una pieza clave en el rompecabezas que constituye la compleja convivencia humana justa, en donde desde la infancia los individuos puedan ser capaces de gestionar sus emociones mediante estrategias de una comunicación asertiva, que contribuyan a un sentido de comunidad, no como un espacio físico, sino como un sentimiento de percepción. Cuando una persona se vea a sí misma como un miembro de la comunidad, tiene un sentido de pertenencia y responsabilidad de sus actos que genera en la sociedad.