Co autora: Antonia Rodríguez
“Los obstáculos que limitan el acceso, uso y apropiación de las TIC producen entre las personas brechas digitales, que se suman al conjunto de desigualdades sociales y económicas ya existentes.”
Tener acceso a las tecnologías comienza con algo tan simple como lo es adquirir o disponer de un equipo que nos permita conectarnos a internet, puede ser una computadora o el smartphone que usamos todos los días, y acercarnos a lo que en la red se genera: contenidos, formas de trabajo, interacción social, etcétera.
En 2012, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en la sentencia Caso Artavia Murillo y otros vs. Costa Rica recordó que el goce de los beneficios del progreso científico ha sido reconocido como un derecho en el ámbito internacional y en el ámbito interamericano se encuentra contemplado en el artículo XIII de la Declaración Americana y en el artículo 14.1 b) del Protocolo de San Salvador. También mencionó que la Asamblea General de Naciones Unidas, en su Declaración sobre la Utilización del Progreso Científico y Tecnológico en Interés de la Paz y en Beneficio de la Humanidad, se señala la relación entre éste y la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de todos los sectores de la población. Si bien es cierto que en el caso Artavia Murillo la Corte IDH se refería específicamente al progreso científico relacionado a la vida privada y la libertad reproductiva, el acceso a este derecho implica un abanico de posibilidades mucho más amplio.
Sin embargo, a pesar de ser reconocido como un derecho actualmente muchas personas viven sin acceso a las tecnologías o incluso a navegar en internet. De acuerdo con datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, la agencia de Naciones Unidas para la comunicación y las nuevas tecnologías, el 63.2 % de la población mundial tenía acceso a internet en septiembre del 2020: más del 85 % en las regiones desarrolladas (Europa, Norteamérica), pero menos del 50 % en regiones más pobres (como África).
El uso de la computadora, el internet y el teléfono celular, entre otros, considerados dentro de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) juegan un papel muy importante en el desarrollo de nuevas formas de socialización, de trabajar y desde luego de acceder a la información y al conocimiento. Por esta razón, los obstáculos que limitan el acceso, uso y apropiación de las TIC producen entre las personas brechas digitales, que se suman al conjunto de desigualdades sociales y económicas ya existentes.
En México, en 2020, se estimó una población de 84.1 millones de usuarios de internet, que representan 72.0 % de la población de seis años o más. La encuesta estima que 78.3 % de la población ubicada en áreas urbanas son usuarios, mientras que en el área rural la proporción es de 50.4 %. Los tres principales medios para la conexión de usuarios a internet en 2020 fueron: celular inteligente (smartphone) con 96.0%, computadora portátil con 33.7 % y con televisor con acceso a internet 22.2 %.[1]
A esa desigualdad tecnológica hay que sumar la discriminación por género, ya que la mayoría de personas que no tienen acceso a la red son mujeres. Naciones Unidas[2] afirma que en América Latina 40 % de las mujeres, más de 89 millones, no están conectadas o no pueden costear el acceso a internet; y en México 63 % de las mujeres que no usan Internet reportan que la principal razón por la cual no lo hacen es porque no tienen los conocimientos.
“En México 63 % de las mujeres que no usan Internet reportan que la principal razón por la cual no lo hacen es porque no tienen los conocimientos.”
Llamamos brecha digital de género a la disparidad entre mujeres y hombres y entre niñas y niños en lo referente a la adopción de sistemas digitales y a sus respectivas oportunidades para acceder las tecnologías digitales, usarlas y beneficiarse de ellas.[3]
Ante este panorama, ONU Mujeres, bajo el lema “Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”, hace un llamado a todos los sectores ya sea público, privado o social a impulsar la erradicación de las brechas que privan a mujeres y niñas de acceder plenamente a la tecnología. También invita a que se promueva y facilite su participación en la ciencia, innovación y en los propios desarrollos tecnológicos, contribuyendo así a ampliar las oportunidades de las mujeres y niñas.
Si bien el acceso a internet y a dispositivos electrónicos podría considerarse una condición necesaria en la vida de las personas, éste no es suficiente para obtener los beneficios de las tecnologías digitales. La brecha digital también implica la falta de habilidades para acceder, consultar, producir y analizar datos, información y contenidos, incluso estudiar carreras relacionadas con las TIC. La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior estimó que en el ciclo escolar 2021-2022, solo 23.67 % de personas inscritas en licenciaturas del área de Tecnologías de la Información y Comunicación eran mujeres.
A nivel mundial, sólo el 6 % de los CEO de industrias tecnológicas y el 19 % de quienes integran los consejos de dirección son mujeres. En México, la situación es similar ya que en 2019 sólo 2 de cada 10 profesionistas en áreas de ingeniería eran mujeres. Esta disparidad es similar en personas profesionistas ocupadas en tecnología de la información y la comunicación y en ciencias de la computación, donde las mujeres ocupan un 23.5 % y un 37.5 %, respectivamente.[4]
Si queremos lograr un futuro con igualdad de condiciones y participación de niñas y mujeres en las TIC, es necesario cambiar el sistema de creencias (estereotipos, prejuicios y normas de género) que impiden que las niñas desde tempranas edades se acerquen a las actividades tecnológicas o digitales. Asimismo, visibilizar modelos a seguir femeninos que ya estén ocupando espacios laborales en estas esferas.
“Si queremos lograr un futuro con igualdad de condiciones y participación de niñas y mujeres en las TIC, es necesario cambiar el sistema de creencias que impiden que las niñas desde tempranas edades se acerquen a las actividades tecnológicas o digitales.”
En Abogadas MX sabemos que estamos frente a una muy importante oportunidad para ayudar a crear un entorno en el que la tecnología contribuya a cambiar las normas sociales que perpetúan roles y estereotipos de género, y ampliar las voces de las mujeres y niñas para impulsar su agencia política y socioeconómica. Para ello, es preciso redistribuir equitativamente los beneficios de la transformación digital con inclusión, desde todos los entornos de aprendizaje y con el apoyo de estrategias y rutas bien definidas.
[1] Inegi-SCT-IFT. “En México hay 84.1 millones de usuarios de internet y 88.2 millones de
usuarios de teléfonos celulares: ENDUTIH 20201”.
Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2021/OtrTemEcon/ENDUTIH_2020.pdf
[2] Para conocer más sobre el asunto, consulte la página ONU. “Naciones Unidas insta a eliminar las brechas que privan a mujeres y niñas a acceder plenamente a la era digital”. Disponible en: https://www.unodc.org/lpomex/noticias/marzo-2023/naciones-unidas-insta-a-eliminar-las-brechas-que-privan-a-mujeres-y-ninas-a-acceder-plenamente-a-la-era-digital.html#:~:text=Contacto-,Naciones%20Unidas%20insta%20a%20eliminar%20las%20brechas%20que%20privan%20a,costear%20el%20contar%20con%20Internet.
[3] ONU Mujeres. América Latina y el Caribe. “Glosario: género y tecnología”. Disponible en: https://lac.unwomen.org/es/stories/noticia/2023/03/glosario-genero-y-tecnologia
[4] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. “Imaginar futuros en las TIC con igualdad para niñas y mujeres”. Disponible en: https://www.undp.org/es/mexico/blog/imaginar-futuros-en-las-tic-con-igualdad-para-ni%C3%B1as-y-mujeres