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¿Avance en la productividad laboral en México con la reforma a la Ley Federal del Trabajo?: retos y beneficios

El gobierno federal planteó, como parte de sus propuestas en materia laboral, un nuevo modelo de justicia y democracia sindical que implicaría reformar la Ley Federal de Trabajo en tres etapas de transición. En mayo de 2019, fueron promulgadas las primeras reformas, en las cuales han destacado aspectos como la justicia laboral, la regulación de la discriminación con modelos sólidos, la regulación de sectores vulnerables, entre otros.

Para la última fase, las modificaciones han radicado en analizar las iniciativas de reducir la jornada laboral a 6 horas (artículo 61) y ampliar el periodo vacacional (artículos 76 y 78) desde 12 días a partir del primer año de servicio, mismo que será gradual para llegar hasta 32 días hábiles de descanso pagados.

Después de que, el 1 de septiembre comenzaran las sesiones del periodo ordinario para analizar dichas iniciativas, el pasado jueves 03 de noviembre por unanimidad se aprobó en el pleno del Senado la reforma para duplicar las vacaciones, cuyo dictamen fue enviado a la Cámara de Diputados para su evaluación y quienes tendrán la última palabra para materializar la propuesta.

México es uno de los países latinoamericanos con más horas trabajadas y con menos días de descanso junto con Chile, Colombia, Argentina, Bolivia y Perú, pero también hay países fuera de la zona como Corea del Sur, Bélgica y Sudáfrica donde trabajan hasta 50 horas o como en China que se puede extender hasta 72 horas.

“A partir de la pandemia, muchas empresas a nivel global priorizaron modelos laborales innovadores como solución al aumento de casos de crisis en la salud mental de sus empleados, permitiéndoles equilibrar su vida laboral y personal; lo que mejoró al doble la productividad”, indicó Enrique Caamaño Coca, director general de la firma legal y de negocios, BC&B.

Si bien, estas iniciativas surgieron de la observación de los resultados positivos de otros países en los que comenzaron como un experimento y cuyo éxito en sus altos niveles de productividad ha determinado un cambio en sus políticas laborales, sus condiciones económicas y sociales son distintas. México ocupa el segundo lugar entre los países peor evaluados en materia de productividad dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pues producen 20 dólares por hora trabajada y sus periodos de vacaciones son bajos.

Aunado a ello, la población económica activa en el país es representada por 58.1 millones de personas, de las cuales 44% se emplean en la formalidad con accesos a prestaciones laborales, como las vacaciones pagadas, y cuyas jornadas laborales oscilan entre 43 y 48 horas semanales; el resto ejerce en la informalidad.

“Antes de impulsar cambios a las reformas estructurales, se tendría que realizar un análisis del contexto laboral mexicano y de los patrones que existen en él, como tomar en cuenta bajo qué esquema están empleados la mayoría de los ciudadanos, así como el panorama económico y social para evaluar el impacto que tendrían estas iniciativas en todos los niveles”, añadió Caamaño.

Es importante destacar que el 79% de las empresas formales en México son Pymes y, muy seguramente, la reducción de las jornadas con el mantenimiento del mismo salario y la ampliación de los días sea una opción viable para ellos, lo cual podría fomentar aún más la informalidad.

Por ello, se han planteado contrapropuestas en las que solo se reduzcan las horas de trabajo y acompañar la ampliación de los días de vacaciones con medidas adicionales como la reducción de costos de la formalidad de las empresas y la inversión en el desarrollo de habilidades con nuevos esquemas de trabajo (home office, híbrido) que permita a los empleadores retener al talento y, a su vez, que los trabajadores aumenten la productividad.

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